Las redes sociales en la tercera edad: sopesando los efectos positivos y negativos para la salud y el bienestar

Karen S. Rook[1]

Universidad de California, Irvine

Originalmente publicado en: Current Directions in Psychological Science, Vol. 24 (1), 45-51, 2015.

Traducción de: Alejandro Franco

Correo: alejandro.franco@ipsicologia.com

Resumen

Las redes sociales brindan un conjunto de experiencias positivas y negativas. Los miembros de la red pueden brindar ayuda en tiempos de necesidad así como compañía en el día a día, pero también se pueden comportar de maneras desconsideradas, hirientes o intrusivas. Los investigadores deben abordar estos temas con miras a desarrollar un entendimiento comprensivo sobre cómo los vínculos en las redes sociales afectan la salud y el bienestar. Este artículo presenta una revisión de las investigaciones que han examinado los efectos en la salud de los aspectos positivos y negativos de la participación en redes sociales, con un enfoque en la tercera edad -momento en el cual los riesgos para el deterioro de la salud así como para la pérdida o la interrupción de las relaciones sociales se incrementa-.

 

Palabras clave

redes sociales, intercambios sociales, salud, adultos mayores

Evidencias convincentes indican que la participación en redes sociales está vinculada con la salud y el bienestar en diferentes etapas de la vida (House, Landis, &Umberson, 1988), incluyendo la tercera edad (Krause, 2006). Pero al mismo tiempo, las redes sociales pueden ser una fuente de bendiciones mezcladas. Los miembros de la red social pueden facilitar la adaptación al estrés de la vida, brindar una compañía diaria, e intervenir para prevenir comportamientos nocivos para la salud, pero simultáneamente también pueden traer decepciones, provocar conflictos, y sabotear las metas personales (incluyendo las metas de salud). Ambos tipos de experiencias requieren considerarse con miras a desarrollar un entendimiento comprensivo sobre cómo las redes sociales afectan la salud y el bienestar. Este artículo brinda un vistazo a la investigación que ha examinado los efectos relacionados con la salud de los aspectos, positivos y negativos, de la participación en redes sociales, enfatizando la tercera edad porque es un momento en el que los riesgos para el deterioro de la salud y para la pérdida o afectación de las relaciones sociales se incrementan.

 

Cuestiones conceptuales y de evaluación

Para estudiar los aspectos duales de la participación en redes sociales, los investigadores deben identificar categorías de intercambios sociales positivos y negativos, que sean razonablemente amplios pero también manejables. La categoría de interacción positiva estudiada con más frecuencia es el apoyo social, es decir, los diversos tipos de ayuda y cuidado que los miembros de la red social brindan en momentos de necesidad. Este énfasis en el apoyo social creció de un interés temprano y duradero entre los investigadores acerca del rol que el apoyo podría jugar en la reducción de los efectos nocivos del estrés vital (House et al., 1988). El apoyo social posee un lugar prominente en los esfuerzos para comprender los efectos en la salud de la participación en redes sociales, pero no debería eclipsar la investigación de otros tipos de interacciones sociales que también cuentan para la salud (House et al., 1988; Rook, August, &Sorkin, 2011). La compañía diaria experimentada entre los miembros de la red puede mejorar el estado de ánimo y aumentar los sentimientos de valor propio, y los esfuerzos de los miembros de la red para prevenir en otros miembros los comportamientos nocivos para la salud, pueden promover esta última (Rook et al., 2011). El apoyo, la compañía, y el control (o regulación) han sido distinguidos conceptual y empíricamente como tres categorías importantes de los intercambios sociales positivos que influencian la salud y el bienestar de diferentes maneras (ver Tabla 1, panel superior).

 

 

Tabla 1. Categorías conceptualmente diferentes de intercambios positivos y negativos en redes sociales que afectan la salud y el bienestar

Miembros de la red Contextos vitales relevantes Resultados esperados
Intercambios positivosen redes sociales
Apoyo Brindan ayuda en tiempos de necesidad

 

*Situaciones estresantes de la vida que crean necesidades de apoyo

*Salud en deterioro, discapacidad, u otros estresores crónicos crean la necesidad de un apoyo intensivo y sostenido

*Pérdida o afectación de los lazos en redes sociales que crea la necesidad de fuentes alternativas de apoyo

*Reduce el malestar

*Afrontamiento más efectivo pero que puede llevar a:

*Sentimientos de quedar en deuda

*Sentido reducido de autoeficacia

Compañía Participan en actividades compartidas placenteras *Deseo de experimentar actividades compartidas con otros como característica de la vida diaria

*Estresores menores o molestias de la vida diaria crean necesidades para descanso o diversión

*Estresores crónicos para los cuales existen opciones de solución crean necesidades de descanso o diversión

*Afecto positivo incrementado

*Sentimientos aumentados del valor propio

*Alivio del malestar asociado con estresores menores o molestias diarias

*Alivio intermitente o distracción del malestar asociado con estresores crónicos intratables

Control (regulación) Ejercer influencia para impedir comportamientos nocivos para la salud *Circunstancias estresantes de la vida afectan o erosionan el autocontrol, llevando a los miembros de la red a comprometerse en un control compensatorio para estabilizar o mejorar los comportamientos saludables

*Enfermedades crónicas que requieren adherencia a un régimen de tratamiento complejo sobrecargan el autocontrol, llevando a los miembros de la red a comprometerse en el control compensatorio para mejorar la adherencia

*Comportamientos saludables mejorados y, en consecuencia, mejores resultados para la salud, pero también pueden llevar a:

*Sentimientos de limitación o resentimiento

*Sentido de autoeficacia reducido

Intercambios negativosen redes sociales
Fracaso en el apoyo Falla en el intento de brindar un apoyo requerido o brindar un apoyo mal calibrado o con resentimiento *Circunstancias estresantes de la vida generan necesidades (no satisfechas) de apoyo

*Salud en deterioro, discapacidad, u otros estresores crónicos generan necesidades (no satisfechas) de fuentes de apoyo alternativas

*Pérdida o ruptura de los vínculos en redes sociales generan necesidades (no satisfechas) de fuentes de apoyo alternativas

*Sufrimiento incrementado

*Afrontamiento menos efectivo

*Sentimientos de valor propio y autoeficacia reducidos

Rechazo/descuido Excluir a la persona de actividades compartidas placenteras, o ignorar o descuidar a la persona *Deseo frustrado de experimentar actividades compartidas en la vida diaria

*Estresores menores o molestias diarias crean necesidades (no satisfechas) de descanso o diversión

*Estresores crónicos para los cuales existen pocas opciones de solución crean necesidades (no satisfechas) de descanso o diversión

*Malestar incrementado y/o desesperanza

*Sentimientos reducidos de valor propio

*Autocontrol reducido

Control desviado/

saboteado

Ejercer una influencia que sabotea prácticas apropiadas para la salud o estimula el inicio de prácticas nocivas para la salud *Circunstancias estresantes de la vida perturban o deterioran el autocontrol, incrementando la vulnerabilidad al saboteo de las prácticas saludables apropiadas

*El deseo de aceptación por los demás incrementa la disposición para iniciar prácticas nocivas para la salud, animadas por otros

*Reducción en las prácticas saludables apropiadas

*Adopción de prácticas hacia la salud inapropiadas

 

Balanceando esta conceptualización de intercambios positivos, los investigadores (por ejemplo, Rook et al., 2011) han propuesto tres categorías paralelas de intercambios sociales negativos que también influencian la salud y el bienestar de formas características (ver Tabla 1, panel inferior). Las fallas en el apoyo social ocurren cuando los miembros de las redes sociales no brindan la ayuda requerida o proveen una ayuda mal calibrada o con resentimiento.  El rechazo o la negligencia ocurren cuando los miembros de la red excluyen a alguien de las actividades sociales o ignoran a la persona completamente.  Un control social mal enfocado o saboteado ocurre cuando los miembros de la red sabotean las metas de salud de otros (por ejemplo, ofreciendo comidas poco saludables a alguien que está en una dieta restringida; ver Henry, Rook, Stephens, & Franks, 2013) o estimulan a otros para iniciar un hábito poco saludable (por ejemplo, fumar o beber alcohol; ver Cruz, Emery&Turkheimer, 2012).

Las categorías de intercambios sociales positivos y negativos ilustradas en la Tabla 1podrían no ser exhaustivas, pero distinguirlas ha sido útil en estudios que abordan los efectos en la salud de la participación en redes sociales. Por ejemplo, la compañía algunas veces exhibe asociaciones más fuertes con la salud psicológica que el apoyo social (verNewsom, Rook, Nishishiba, Sorkin, &Mahan, 2005; Rook et al., 2011). Los estudios con frecuencia omiten evaluaciones de la compañía, sin embargo, tal vez se descuida debido a que es una característica muy común en la vida diaria; tal omisión podría llevar a los investigadores a subestimar los beneficios en la salud de los intercambios positivos (Rook, 1998). De igual manera, el apoyo social y el control social exhiben diferentes asociaciones con los comportamientos saludables (por ejemplo, Stephens et al., 2013), pero el control social rara vez se evalúa en los estudios de participación en redes sociales y salud. Los esfuerzos para entender los efectos en la salud de las redes sociales se beneficiarían de una atención más frecuente hacia un rango mayor de intercambios sociales positivos y negativos.

Examinar categorías paralelas de intercambios sociales positivos y negativos, utilizando medidas diseñadas para ser tan comparables como sea posible, ofrece ventajas, más aún, cuando la meta es comparar sus efectos (Rook, 1998). Evaluar un conjunto estrecho de intercambios positivos pero un conjunto mayor de intercambios negativos por ejemplo, enturbia la comparación. Los períodos de tiempo especificados en las medidas de intercambios positivos y negativos deberían también ser comparables para evitar comparaciones sesgadas. Los intercambios positivos con frecuencia son evaluados en términos de transacciones potenciales (por ejemplo, “¿A quién se dirigiría si necesitara discutir un problema personal?”), Mientras que los intercambios negativos con frecuencia son evaluados en términos de transacciones actuales (por ejemplo, “¿quién lo abandonó cuando necesitóde ayuda en el mes pasado?”). Tales asimetrías podrían distorsionar las conclusiones acerca de los efectos relacionados con la salud de los intercambios positivos versus los negativos. Los extremos de los ítems utilizados para evaluar los dos tipos de intercambio también deberían ser balanceados para evitar comparar, por ejemplo, intercambios negativos relativamente extremos (por ejemplo, el ridículo) con intercambios positivos moderados (por ejemplo, consejos para solucionar problemas). Las evaluaciones balanceadas de categorías comparablemente amplias de intercambios sociales positivos y negativos son importantes para reducir fuentes potenciales de sesgo y para ayudar en la interpretación de los hallazgos de la investigación.

Evidencias que relacionan los intercambios sociales positivos y negativos con la salud

Muchos estudios han examinado tanto los intercambios sociales positivos como los negativos, pero el reconocimiento de la importancia de examinar ambos tipos de intercambio está ganando su momento. Se está promoviendo el surgimiento de un cuerpo de investigaciones que examina ambos tipos de intercambios.

Estas investigaciones indican que las interacciones sociales negativas generalmente ocurren con mucha menor frecuencia que las positivas (ver la revisión por Rook, 1998). De igual forma, los miembros de la redes sociales que funcionan como fuentes de intercambios positivos típicamente superan en número a aquellos que funcionan como fuentes de intercambios negativos, o de ambos tipos de intercambios (referidos como lazos sociales ambivalentes; por ejemplo, Fingerman, Hay, & Birditt, 2004).

Incluso si los intercambios negativos ocurren generalmente con poca frecuencia, estos exhiben asociaciones fuertes con la salud física y psicológica cuando suceden (y repiten). De hecho, los efectos de intercambios negativos con frecuencia son mayores que los efectos de los positivos (ver la revisiones realizadas por Brooks &DunkelSchetter, 2011; Rook, 1998). Por ejemplo, la interacción negativa, pero no la interacción positiva, en estudios largamente prospectivos, predicen la carga alostática (por ejemplo, la desregulación a través de múltiples sistemas fisiológicos que subyace a muchas enfermedades crónicas;  Seeman, Gurenewald, Cohen, Williams, &Matthews, 2014), hipertensión (Sneed& Cohen, 2014), eventos de incidentes coronarios (De Vogli, Chandola, & Marmot, 2007), y la mortalidad debida a ataques cardíacos (Tanne, Goldbourt, &Medalie, 2004). Aún no se comprende bien si diferentes tipos de interacciones negativas tienen efectos específicos en la salud, pero podría evocar emociones negativas diferentes (por ejemplo, ira versus tristeza), las que, a su vez, tienen diferentes efectos en la salud (Kiecolt-Glaser, McGuire, Robles, &Glaser, 2002).

Es de considerar que los intercambios sociales negativos de los adultos mayores, al igual que sus intercambios positivos, tienden a ocurrir en sus relaciones familiares y de amigos (por ejemplo, Sorkin&Rook, 2004). En consecuencia, los efectos perjudiciales de los intercambios sociales negativos y de miembros de la red ambivalentes, no pueden atribuirse a las relaciones de los adultos mayores con individuos perjudiciales más periféricos (por ejemplo, conocidos o colegas laborales). Los lazos sociales ambivalentes, a pesar de ser fuente tanto de intercambios positivos como negativos, también aparecen con efectos bastante negativos en la salud (Rook, Luong, Sorkin, Newsom, & Krause, 2012; Uchino et al., 2012).

Evidencia de un impacto desproporcionado de intercambios sociales negativos ha emergido en estudios cuidadosamente controlados utilizando diversos métodos y examinando múltiples facetas de la salud, incluyendo el malestar psicológico, la salud autoevaluada, la enfermedad y la discapacidad, el funcionamiento cognitivo, y la mortalidad (Rook, 1998, 2014). Diversos estudios han examinado muestras ampliamente representativas de adultos mayores, con frecuencia utilizando diseños longitudinales que permiten realizar análisis prospectivos de los efectos y transiciones en la salud. Estos estudios incluyen típicamente controles para características sociodemográficas, condiciones de salud, factores de riesgo biológicos, y comportamientos saludables. Algunos estudios también controlan los síntomas depresivos y rasgos tales como el neuroticismo o la hostilidad (por ejemplo, De Vogli et al., 2007; Sneed& Cohen, 2014), haciendo poco probable que los efectos de intercambios negativos sean producto de la salud mental de los participantes o de las características de la personalidad.

La mayor parte de los estudios se han basado en los autorreportes de los participantes sobre los intercambios positivos y negativos que han experimentado, pero los autorreportes de los adultos mayores acerca de sus intercambios sociales tienden a ser corroborados por reportes de los miembros de su red social cercana (por ejemplo, Vinokur&Vinokur-Kaplan, 1990). Adicionalmente, las discusiones sobre conflictos maritales en entornos de laboratorio brindan evidencias derivadas más de las observaciones comportamentales que de autorreportes. Los comportamientos negativos de un miembro de la pareja durante tales discusiones tienden a ser más relacionadas con la reactividad cardiovascular que con sus comportamientos de apoyo (ver revisión por Wright &Loving, 2011). Evidencias convergentes de diferentes corrientes de investigación incrementan la confianza en que los intercambios sociales y la salud están causalmente relacionados, si bien son los estudios de intervención que alteren patrones de interacción social los que brindarían a fin de cuentas la mayor evidencia para la causalidad (Cohen &Janicki-Deverts, 2009).

No todos los estudios han encontrado los efectos relacionados con la salud de los intercambios negativos para sopesar estos con los positivos (por ejemplo, Ryan, Wan, & Smith, 2014; Walen&Lachman, 2000). Sin embargo, haciendo un balance, la mayor parte de las evidencias sugiere que los efectos de los intercambios sociales negativos en la salud son tan potentes como los efectos de los intercambios sociales positivos, y con frecuencia aún más (Rook, 1998).

La estabilidad de los intercambios sociales negativos en el tiempo

Algunos conflictos y desacuerdos con los miembros de redes sociales pueden tener una relativa corta vida, pero otros persisten en el tiempo, funcionando como fuente de estrés crónico. Por ejemplo, las medidas de la frecuencia de interacciones negativas evaluadas en dos puntos temporales en un período de seis años estuvieron fuertemente correlacionadas en una muestra nacional de adultos mayores (Krause &Rook, 2003). Niveles crónicamente altos de interacción social negativa sobre un período de dos años fueron relacionadas con una autoevaluación más negativa de la salud, mayores problemas de salud, y mayores impedimentos funcionales en otro gran estudio de adultos mayores (Newsom, Mahan, Rook, & Krause, 2008). Interacciones negativas más frecuentes han sido vinculadas con una regulación más pobre del cortisol (una respuesta fisiológica al estrés recurrente que incrementa la susceptibilidad a la enfermedad), particularmente entre individuos con una historia de interacciones negativas persistentes durante muchos años (Friedman, Karlamangla, Almeida, &Seeman, 2012). Evidencia creciente sugiere que los conflictos crónicos con los demás pueden afectar el funcionamiento cardiovascular, endócrino, e inmune (ver revisiones por Brooks &DunkelSchetter, 2011; Kiecolt-Glaser, Gouin, &Hantsoo, 2010; Uchino, 2006; Wright &Loving, 2011). En consecuencia, es muy probable que los efectos fisiológicos acumulativos de las interacciones negativas persistentes tengan la mayor afectación en la salud de los adultos mayores.

Direcciones futuras

Se han realizado progresos enormes en los esfuerzos para conceptualizar, medir, y evaluar los efectos relacionados con la salud de los intercambios sociales de los adultos mayores, así como para identificar los mecanismos fisiológicos que podrían subyacer a estos efectos. Sin embargo, quedan preguntas importantes.

Efectos conjuntos de los intercambios sociales positivos y negativos

La mayoría de los estudios hasta la fecha han examinado los efectos independientes de los intercambios socialespositivos y negativos. Como resultado, poco se sabe acerca de sus posibles efectos combinados. Por ejemplo, ¿podrían los intercambios positivos con los amigos ayudar a reducir los efectos adversos de los intercambios que producen malestar con miembros de la familia, o viceversa? Los pocos estudios que han investigado tales efectos conjuntos han llevado a hallazgos inconsistentes (ver las revisiones de Brooks &DunkelSchetter, 2011; Fiori, Windsor, Pearson, &Crisp, 2012). Las diferencias individuales pueden influenciar quién se beneficia de los intercambios positivos luego de un conflicto, y su investigación podría ayudar a resolver los hallazgos inconsistentes (Fiori et al., 2012). Adicionalmente, el tipo o número de intercambios positivos requeridos para contrarrestar un intercambio perturbador negativo pueden variar a través de diferentes categorías de interacción social. Por ejemplo, el rechazo podría ser una experiencia más dolorosa, y por ende más difícil de contrarrestar, que el control social intrusivo. Investigando tales variaciones y sus mecanismos subyacentes (por ejemplo, la disminucióndel afecto negativo, el fortalecimiento de la autoestima) podría ayudar a clarificar cuándo y por qué los intercambios positivos podrían disminuir los efectos de los intercambios negativos.

Los efectos conjuntos potenciales de las interacciones sociales positivas y negativas también podrían ser interpretados en términos de tensiones o decepciones experimentadas con un miembro de la red social que reduce la capacidad para disfrutar interacciones con otros (Lapate et al., 2014).  Hochschild (1978) observó hace mucho, en un estudio de adultos mayores que vivían en un hogar para la tercera edad, que los residentes cuyas relaciones familiares fueron interrumpidas parecían tener más dificultades para experimentar placer en las interacciones con los compañeros residentes. De igual manera, algunas evidencias sugieren que las intervenciones diseñadas para ayudar a los adultos mayores solitarios a hacer nuevos amigos podrían fracasar si las relaciones familiares problemáticas no se atienden primero (Antonucci& Wong, 2010).  Es muy probable que investigar la investigación de diferentes formas de efectos conjuntos o contingentes de intercambios sociales positivos y negativos tenga una importancia teórica y práctica.

Efectos conjuntos de categorías específicas de intercambios sociales positivos o negativos

Categorías específicas de interacciones sociales positivas o, por el contrario, negativas, también pueden tener efectos conjuntos. Por ejemplo, los esfuerzos de los miembros de una red social para estimular a un miembro familiar para que cambie un comportamiento riesgoso para la salud con frecuencia incluye una combinación variable de apoyo social y control social, pero sus efectos conjuntos rara vez se han estudiado. El apoyo,cuando incluye considerable tacto y sensibilidad, podría preservar la buena voluntad en la relación pero tal vez no consiga promover un mejor comportamiento saludable. Un cambio hacia la confrontación u opresión (control social) podría lograr el cambio en el comportamiento pero también despertar resentimiento o erosionar el sentido de autoeficacia del miembro de la familia (Rook et al., 2011). De manera alternativa, una historia previa de intercambios de apoyo podría hacer que los esfuerzos subsiguientes del miembro de una red para ejercer un control social fuesen más tolerables y, tal vez, más efectivos (por ejemplo, Khan, Stephens, Franks, Rook, & Salem, 2013). Este ejemplo podría extenderse para desarrollar y evaluar predicciones sobre posibles efectos conjuntos y las dinámicas de otras categorías de interacción social.

Orígenes de los intercambios negativos persistentes

Tal vez la pregunta más urgente para la investigación futura es por qué algunos adultos mayores experimentan intercambios negativos persistentes con los demás. Sin embargo, esta pregunta puede desafiar las respuestas simples debido a que los intercambios negativos usualmente tienen diversos orígenes. Para algunos adultos mayores, las dificultades actuales de la vida, tales como las limitaciones financieras serias o una salud en deterioro, podrían crear necesidades de apoyo que sobrecargan las capacidades de brindar apoyo de los miembros existentes de la red social, llevando a unas relaciones tensas (Krause, Newsom, & Rook, 2008). Para otros adultos mayores, las diferencias intergeneracionales o culturales en las expectativas de apoyo y compañía podrían precipitar malentendidos (Pillemer et al., 2007; Treas&Mazumdar, 2002). Y para otros, la adversidad experimentada tempranamente en la vida podría promover inseguridades de apego que crean una predisposición para relaciones problemáticas (Fagundes, Bennett, Derry, &Kiecolt-Glaser, 2011). La interacción negativa persistente también puede ocurrir cuando se debe tener contacto con personas que son simplemente difíciles de evitar y que demuestran un comportamiento perjudicial o saboteador.  Los esfuerzos para forjar una base de conocimiento con relación a los orígenes de los intercambios sociales negativos persistentes se beneficiarán del desarrollo de marcos conceptuales y estrategias empíricas para integrar estas diversas influencias en los lazos sociales de los adultos mayores.

Conclusión

La evidencia de los estudios enfocados en las diferencias de edad sugieren que los adultos mayores tienen relaciones sociales más satisfactorias y experimentan menos problemas interpersonales que los individuos más jóvenes (Charles & Carstensen, 2010). Tales hallazgos no contradicen otras evidencias que indican que algunos adultos mayores experimentan relaciones decepcionantes o conflictivas con otros, afectando su salud. Los investigadores deben trabajar con estas dualidades con miras a desarrollar un entendimiento completo sobre cómo las redes sociales afectan la salud y el bienestar en la tercera edad, así como para informar el diseño de intervenciones, cuando sean necesarias, que apunten a mejorar la calidad de las relaciones sociales de los adultos mayores.

Lecturas recomendadas

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Uchino, et al. (2012). (See References).A report of an empirical study that found more ambivalent social relationships to be related to shorter telomere length (an indicator of greater cellular aging).

Declaración de conflicto de intereses

El autor declara que no existen conflictos de interés con relación a la autoría o la publicación del presente artículo.

Referencias

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[1]Correspondencia para el autor:

Karen S. Rook, Department of Psychology and Social Behavior, 4201

Social and Behavioral Sciences Gateway, University of California

Irvine, CA 92697-7085

E-mail: ksrook@uci.edu

Comments

Muy interesante el artículo. Soy una persona mayor y creo que las redes sociales son un estímulo para la salud emocional


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