Justificaciones autoadministradas: Haciendo (hacer) algo malo sintiéndose bien

Shaul Shalvi1, Francesca Gino2, Rachel Barkan3, y Shahar Ayal4

 

1 Departamento de Psicología, Universidad Ben-Gurion de Negev, Beersheba, Israel;

2 Escuela de Administración de Harvard, Universidad de Harvard;

3 Facultad Guilford Glazer de la Administración de Gerencia y Negocios, Universidad Ben-Gurion de Negev, Beersheba, Israel;

4Escuela de Psicología Baruch Ivcher, Centro Interdisciplinario Herzliya, Israel.

 

Originalmente publicado en: Current Directions in Psychological Science, Vol.24 (2), 125-130, 2015.

Traducción de: Alejandro Franco

Correo: alejandro.franco@ipsicologia.com

 

Resumen

 

El comportamiento poco ético de personas “comunes” trae desafíos personales y sociales significativos. Presentamos un marco novedoso centrado en el rol de la justificación autoadministrada para, basándonos en éste, hacer avanzar las investigaciones que crecen rápidamente sobre el comportamiento poco ético intencional de las personas que valoran altamente su moral. Proponemos que las justificaciones autoadministradas que emergen antes y después de que las personas realicen infracciones éticas intencionales mitigan la amenaza para el sí mismo moral, permitiéndoles hacer algo malo y al mismo tiempo sentirse bien moralmente. Las justificaciones pre-infracción disminuyen la amenaza anticipada para el sí mismo moral,convirtiendo los comportamientos cuestionables en excusables. Las justificaciones post-infracción alivian la amenaza vivida para el sí mismo moral a través de compensaciones que balancean o reducen las infracciones. Destacamos los mecanismos psicológicos que llevan a las personas a hacer algo malo y sentirse bien por ello, y sugerimos direcciones de investigación futuras con relación a la dimensión temporal de las justificaciones autoadministradas en el mal comportamiento ético.

 

Palabras clave

deshonestidad, moralidad, justificaciones, ética, temporal

 

El engaño, el fraude, la traición y otras formas de comportamiento poco ético están entre los desafíos personales y sociales mayores de nuestro tiempo. Mientras que los medios de comunicación comúnmente subrayan los casos más sensacionalistas (por ejemplo, el hecho de que la British Petroleum no hubiese tomado las medidas de seguridad apropiadas para prevenir el derrame de petróleo de 2010, o el dopaje de Lance Armstrong), poca atención se le ha dado a comportamientos poco éticos más prevalentes y mundanos realizados por personas “ordinarias” que valoran altamente su moral pero que toman atajos cuando se les presenta la oportunidad de ganar algo a partir de un comportamiento deshonesto.

La investigación temprana sobre la ética se enfocó en definir el comportamiento que valía la pena, la prescripción de lineamientos éticos, y subrayar cómo se deberían comportar las personas. Recientemente, los campos de la psicología social y cognitiva, la economía comportamental, y la administración, han cambiado de dirección para apoyar un abordaje más descriptivo, enfocándose en cómo los individuos realmente se comportan cuando deben afrontar la tentación de comportarse de manera poco ética (Bazerman & Gino, 2012). Dentro de este campo creciente de la ética del comportamiento, dos abordajes principales han emergido. El primero se enfoca en actos poco éticos e intencionales cometidos por personas cuando su atención se aleja de la infracción que están cometiendo y no consiguen monitorear sus actos (Bazerman & Tenbrunsel, 2011). El segundo, el cual construimos aquí, se enfoca en actos poco éticos intencionales cometidos cuando de manera consciente las personas acomodan las reglas éticas, especialmente para beneficiarse ellas mismas o sus grupos de interés (Gibson & Murnighan, 2009; Gino, Ayal, &Ariely, 2009;Mazar, Amir, & Ariely, 2008; Schweitzer, Ordóñez, & Douma, 2004; Shalvi, Dana, Handgraaf, & De Dreu,2011).

Presentamos un nuevo marco que resume y extiende la investigación creciente acerca de los antecedentes y consecuencias del comportamiento intencional poco ético. Definimos las justificaciones autoadministradas como el proceso de dar razones a comportamientos cuestionables para que aparezcan como más éticos. La propuesta principal es que estas justificaciones atenúan la amenaza al sí mismo moral cuando se actúa de manera poco ética y, en consecuencia, determina la magnitud del comportamiento poco ético. De manera importante, diferenciamos entre las justificaciones que ocurren ya sea antes o después de que se cometa la violación ética. Las justificaciones previas a la violación disminuyen la amenaza anticipada contra el sí mismo moral propio definiendo los comportamientos cuestionables como excusables; en cambio, las justificaciones posteriores a la infracción disminuyen la amenaza experimentada en el sí mismo moral al compensar la infracción cometida.

 

El mal comportamiento intencional: beneficios económicos versus costos psicológicos.

El comportamiento ético se define de manera amplia como aquellos actos que son “tanto legal como moralmente aceptables para la sociedad en general” (Jones, 1991, p. 367). 1El abordaje económico tradicional a las infracciones éticas intencionales asumen que las personas hacen un balance entre los beneficios (por ejemplo, recompensas monetarias) y los costos (por ejemplo, el castigo potencial) de las acciones poco éticas (Becker, 1968). Yendo más allá de este análisis externo costo-beneficio, un conjunto de evidencias creciente muestra que las personas exhiben algún nivel de aversión a comportarse de manera poco ética incluso cuando dicho comportamiento nunca será revelado (Fischbacher & Föllmi-Heusi, 2013; Gino et al., 2009; Gneezy, 2005; Hilbig & Hessler, 2013; Lewis et al., 2012; Lundquist, Ellingson, Gribbe, & Johannesson, 2009). Por ejemplo, incluso cuando las mentiras no pueden ser detectadas, las personas limitan su uso (Shalvi et al., 2011). Evidencias empíricas muestran que el comportamiento poco ético de las personas no es consistente con un análisis costo-beneficio en dos tipos de estudios: experimentos que incluyen procesos que hacen que el engaño sea visto como indetectable, y que están basados en el supuesto de que los participantes típicamente confían completamente en lo que se les dice sobre el experimento, y experimentos que garantizan el anonimato de los participantes.

Las personas evitan mentir “demasiado” porque experimentan una amenaza para su autoconcepto cuando se comportan de manera inmoral (por ejemplo, Mazar et al., 2008; Sachdeva, Iliev, &Medin, 2009; Welsh& Ordóñez, 2013). La investigación en esta línea acredita una premisa central en la psicología social – que las personas luchan para mantener una autoimagen positiva tanto en lo público como en lo privado (Allport, 1955; Rosenberg, 1979). Las personas se comportan inmoralmente solo en la medida en que pueden beneficiarse de su mal comportamiento y al mismo tiempo sentirse bien moralmente. Proponemos que las justificaciones ayudan a las personas a lidiar con la brecha anticipada o experimentada entre su deseo de beneficiarse al comportarse inmoralmente y la visión de sí mismos como personas moralmente correctas. Las justificaciones autoadministradas atenúan los costos psicológicos vinculados con actuar inmoralmente tanto antes como después de que las personas violan las reglas éticas. Esto es, las justificaciones autoadministradas permiten a las personas crear un puente entre dos deseos opuestos: beneficiarse de actuar inmoralmente y al mismo tiempo verse a sí mismos como actuando bien moralmente.

La idea básica de que las personas utilizan justificaciones para reducir sus conflictos internos fue introducida por la teoría de la disonancia cognitiva (Festinger, 1957). Avanzamos en este punto de vista de dos maneras. Primero, si bien la teoría de la disonancia cognitiva acentúa el deseo de las personas para reducir inconsistencias creadas cuando se sostienen creencias contrastantes (o actúan de maneras que contradicen sus creencias), no habla sobre las desviaciones de las normas aceptadas. La disonancia ética resulta del conflicto experimentado entre comportamientos “correctos” e “incorrectos” (Barkan, Ayal, Gino, & Ariely, 2012). Segundo, nuestro marco distingue entre la disonancia anticipada y la experimentada para reconocer diferentes procesos de justificación que emergen antes y después de que se comete una infracción ética.

Tal y como se muestra en la Figura 1, la tentación puede llevar a una infracción moral -por ejemplo, una desviación de principios o normas socialmente aceptadas. El autoconcepto moral de cada uno es amenazado en dos puntos en el tiempo: antes de cometer una infracción moral (cuando la disonancia ética es anticipada) y después (cuando la disonancia ética es experimentada). Las justificaciones autoadministradas brindan formas efectivas para atenuar, e incluso eliminar, la amenaza para el autoconcepto moral de cada uno. Primero, las justificaciones previas a la infracción permiten a las personas excusar los malos comportamientos que están a punto de cometer como menos inmorales y por ende reducir la disonancia ética anticipada. Segundo, las justificaciones post-infracción compensan las infracciones que las personas ya han cometido y disminuyen la experiencia de la disonancia ética.

shalvi fig 1

Fig. 1. La ilustración muestra de qué manera las justificaciones brindan dos rutas para hacer algo malo sintiéndose bien al mismo tiempo. Cuando se afronta una situación de tentación, las personas pueden violar las reglas morales mientras al mismo tiempo mantienen su autoconcepto moral utilizando justificaciones pre y post-infracción. Las justificaciones pre-infracción (ruta naranja) excusan los malos comportamientos y por ello reducen por adelantado la amenaza para el autoconcepto. Las justificaciones post-infracción (ruta púrpura) compensan las infracciones cometidas, permitiendo a la persona reducir los costos psicológicos asociados con el mal comportamiento y protegen el autoconcepto moral luego del hecho.

 

La ruta de justificación previa a la infracción: “esta es un área gris”

Considere un hombre visitando su tierra natal en viaje de negocios. Para mostrarle a su padre que está teniendo éxito, lo lleva a un restaurante costoso. ¿Debería colocar la cuenta como un gasto de viajes? Las justificaciones previas a la infracción pueden ayudar a la persona a excusar su comportamiento como menos inmoral. Él podría decirse a sí mismo, “las reglas en estas situaciones no están claras. Después de todo, mi padre siempre me da buenos consejos de negocios”. De esta manera, enmarca las reglas de la situación como ambiguas, evitando un dilema moral, actuando como desea, y no sintiéndose mal sobre esto. La investigación ha identificado diversas justificaciones previas a la infracción. Aquí vamos enfocarnos en tres: la ambigüedad, la naturaleza prosocial del acto, y el licenciamiento moral.

 

Ambigüedad

Las situaciones en las cuales las normas o reglas son ambiguas son un terreno fértil para las justificaciones previas a la infracción (Schweitzer & Hsee, 2002). En un experimento, los participantes privadamente tiraron un dado e informaron el resultado para determinar su recompensa (los números más altos permitían ganar más dinero). Como se muestra en la Figura 2, sólo los participantes podían ver los resultados de sus dados, un hecho que eliminaba la opción de ser sorprendido haciendo trampa fácilmente (Shalvi et al., 2011; basado en Fischbacher & Föllmi-Heusi, 2013).

shalvi fig 2

Fig. 2. Tarea del dado bajo el vaso. Los participantes lanzan un dado bajo un vaso, informen el resultado, y reciben el pago de acuerdo con el número que reporten. Como los participantes son los únicos que ven los resultados, pueden hacer trampa para incrementar el pago. Reimpreso de “Justificado Éticamente: Observarhechos contrarios deseados modifica la percepción y el comportamiento éticos”, por S. Shalvi, J. Dana, M. J. J. Handgraaf, y C. K. De Dreu, 2011, Comportamiento Organizacional y Procesos de Decisión Humana, 115, p. 184. Copyright 2011 por Elsevier. Reimpreso con permiso.

 

De manera interesante, cuando los participantes tiraron los dados tres veces, reportaron números más altos para la primera ocasión (pagada) que cuando tiraron los dados sólo una vez. ¿Por qué? Tirar el dado sólo una vez requiere mentir inventando un número que no ha sido observado, pero agregar dos oportunidades irrelevantes permitió a las personas reportar un número más alto que habían observado posteriormente. Inventar hechos es una infracción moral clara, pero barajar los hechos es más ambiguo y fácil de justificar (Shalvi et al., 2011; Shalvi, Eldar, & Bereby-Meyer, 2012; Shalvi & Leiser, 2013). De manera interesante, las personas creativas (y las personas estimuladas para pensar creativamente) no se basaban en las tiradas adicionales para crear sus mentiras: mentían en un alto grado sin importar el número de veces que tiraban los dados. Parece que las personas creativas son más flexibles para inventar hechos, lo cual les permite utilizar la ambigüedad de una manera auto administrada incluso cuando sólo observan un turno en los dados (Gino & Ariely, 2012).

 

El altruismo autoadministrado

Las mentiras que no causan daño a una víctima específica pero benefician a otros concretos también sirven como una justificación previa a la infracción. Las personas perciben las mentiras como justificadas cuando se benefician ellas mismas y otra persona (Erat & Gneezy, 2012). De manera interesante, las justificaciones altruistas pueden incluso convertir mentiras que generan costos a organizaciones o a la sociedad en general en acciones legítimas que sirven para un bien mayor. Cuando la tirada de dados privada determina el pago de un participante y un compañero, el participante que está tirando los dados se vuelve más propenso a mentir sobre el resultado para beneficiar al grupo (Conrads, Irlenbusch, Rilke, &Walkowitz, 2013). En la medida en que el número de beneficiarios y la fortaleza de los lazos con ellos se incrementan, el engaño altruista también lo hace (y la culpa experimentada se reduce; Gino, Ayal, &Ariely, 2013; Shu& Gino, 2012). Evidencia reciente revela que un modulador biológico de tal deshonestidad para servir a otros es la oxitocina, una hormona que ayuda a cohesionar el lazo social (Shalvi & De Dreu, 2014).

 

Licenciamiento moral

Otra manera que tienen las personas para justificar sus malos comportamientos antes de realizarlos es considerando sus acciones prosociales recientes para obtener un permiso moral (Mazar &Zhong, 2010; Monin& Miller, 2001; Sachdeva et al., 2009). El permiso moral opera como una escala de balance moral. Una vez que las personas recopilan suficientes credenciales morales en una situación, se sienten autorizadas para actuar inmoralmente en una situación posterior. De esta manera, paradójicamente, el comportamiento prosocial puede servir como una justificación previa a la infracción, protegiendo a la persona de sentirse mal por el hecho de violar las reglas morales.

 

La ruta de justificación post-infracción: “la infracción estaba expiada”

Las personas pueden también experimentar una disonancia ética después, en vez de antes, de cometer un acto poco ético. En este caso, busca minimizar tal disonancia realizando justificaciones posteriores a la infracción (Ayal & Gino, 2011; Barkan et al., 2012). Volviendo al ejemplo anterior, si el hombre que está visitando su tierra natal decide colocar la cena con su padre como un gasto de viaje laboral, podría entonces experimentar una disonancia ética debido a un conflicto entre su infracción moral y su deseo de comportarse moralmente. Las justificaciones posteriores a la infracción pueden ayudar a esta persona a compensar y no sentirse culpable por la infracción. Podría decirse a sí mismo, “el mendigo que estaba sentado fuera del restaurante no hubiese recibido mis cinco dólares si me hubiese quedado en casa para cenar”. El hombre habría entonces reducido la disonancia ética y compensado su acto cuestionable (declarando una cena social como una cena de negocios) al hacer una buena acción posterior (dando dinero a alguien necesitado). La investigación ha identificado diversos mecanismos psicológicos que las personas utilizan como justificaciones posteriores a la violación. Aquí, nos enfocaremos en tres: la limpieza, la confesión, y el distanciamiento.

 

La limpieza

La limpieza puede tomar una forma simbólica o física (Monin& Miller, 2001; Tetlock, Kristel, Elson, Green, & Lerner, 2000). En un estudio, los participantes prefirieron un regalo gratuito de un pañuelo antiséptico en vez de un lápiz luego que recordaron un acto inmoral que habían cometido. Limpiar sus manos reduciría su sentimiento de culpa (Zhong&Liljenquist, 2006). La limpieza física también puede incluir dolor (por ejemplo, la autoflagelación religiosa): luego de violar reglas morales, los participantes mostraron una tendencia mayor a autoinfringirse choques eléctricos suaves para compensar, si bien no hubo ninguna restitución (Wallington, 1973).

 

La confesión

La confesión ayuda a las personas a voltear una página en su libro de contabilidad moral. Ayal & Gino (2011) encontraron que recordar malas acciones y pedir perdón a una alta entidad lleva a los participantes a comportarse más honestamente que en los casos en que no se pide perdón. Trabajo recientes sugieren que, incluso cuando hay un arrepentimiento genuino, las personas optan por una confesión parcial y no total (por ejemplo, reconocer sólo parte de sus infracciones éticas). Las confesiones parciales permiten a algunas personas sentirse mejor moralmente por tener la dignidad de admitir algo de su mal comportamiento, sin tener que afrontar las consecuencias totales por la infracción (Pe’er, Acquisti, &Shalvi, 2014).

 

El distanciamiento

Las personas algunas veces justifican sus actos inmorales luego de realizarlos apuntando a los malos comportamientos de los demás. Investigaciones recientes indican que cuando las personas no pueden negar, confesar, o compensar sus malos comportamientos, se distancian a sí mismos de estas transgresiones, usando criterios éticos más estrictos, y juzgando el comportamiento inmoral de los otros de manera más dura (Barkan et al., 2012). Distanciando al sí mismo del mal, demonizando a los otros, permite a las personas verse a sí mismas como “ultra morales” y disminuye la tensión que surge por un desliz “de una sola ocasión”.

 

Direcciones futuras

El campo del comportamiento ético está creciendo rápidamente y ha integrado investigaciones desde la psicología y campos vecinos, tales como la economía y la administración. Hemos presentado un marco novedoso centrado en el rol de las justificaciones autoadministradas, el cual, esperamos, inspire la investigación futura. Subrayamos diversos caminos promisorios. Primero, las personas pueden variar en la medida de su confianza en las justificaciones. Por ejemplo, las personas pueden diferir en el grado en el cual se preocupan sobre la moralidad y en su capacidad para soportar amenazas al autoconcepto. Una diferencia clave en la personalidad es entonces el descompromiso moral (Bandura, 1999) –esto es, el grado en el cual los individuos se desprenden a sí mismos de su mal comportamiento. Nuestro marco implica que las personas más altas en el descompromiso moral serán más susceptibles de comprometerse en justificaciones antes y después de la infracción.

 

Segundo, las personas varían en el grado en el cual se preocupan con los eventos pasados versus los eventos futuros-esto es, si adoptarán una orientación hacia el pasado versus una orientación hacia el futuro (Zimbardo & Boyd, 2008). Por ejemplo, las personas en países principalmente protestantes tienden a ser más orientadas hacia el futuro y comprometerse en planeaciones más elaboradas, comparado con las personas en países principalmente católicos, que tienden a “vivir en el momento” (Zimbardo & Boyd, 2008). Una hipótesis intrigante derivada del modelo actual es que las personas con una orientación hacia el futuro podrían estar más dispuestas a comprometerse en justificaciones previas a la infracción para su mal comportamiento, mientras que las personas con una orientación hacia el pasado pueden estar más dispuestas a comprometerse con justificaciones posteriores a la infracción. Se requiere de una próxima investigación para probar esta posibilidad.

 

Una tercera dirección para la investigación futura concierne la efectividad de las justificaciones en el tiempo. La investigación realizada hasta la fecha no ha establecido si los actos inmorales cometidos con justificaciones pre o post requieren un mantenimiento permanente para prevenir que la amenaza al sí mismo vuelva a emerger, o, de manera alternativa, si ser capaz de justificar un acto inmoral libera a las personas de futuros sentimientos de culpabilidad. Estudiar el mantenimiento temporal y la erosión temporal de las justificaciones autoadministradas es entonces un camino especialmente promisorio para explorar. Por ejemplo, si las justificaciones se erosionan en el tiempo, la amenaza para el sí mismo volverá a aparecer. En este caso, las personas podrían necesitar comprometerse en rituales de limpieza (u otros procesos de post-justificación) una y otra vez para mantener su balance moral. Por ejemplo, podrían comprometerse en ceremonias compulsivas de lavado, adoptar confesiones rutinarias, o donar dinero frecuentemente para acallar su conciencia culpable.

 

Finalmente, desde una perspectiva más aplicada, un desafío principal en el campo del comportamiento ético es crear intervenciones apropiadas y esquemas educativos que apunten a incrementar el comportamiento ético. El marco actual sugiere que las intervenciones deberían diseñarse prestando atención hacia el tipo de razonamiento pre y post-infracción de las personas. Las intervenciones que incrementen la importancia de un código ético específico han demostrado ser efectivas (Mazar et al., 2008; Shu, Mazar, Gino, Ariely, & Bazerman, 2012). Si se da importancia a la ética se intensifica la amenaza al sí mismo reduciendo el poder de las justificaciones. Las justificaciones previas a la infracción pueden ser sensibles a intervenciones que eliminen la ambigüedad. Tales intervenciones requieren de las organizaciones para minimizar sus áreas “grises” (clarificando el código ético, especificando las normas, y brindando ejemplos concretos de mal comportamiento). Allí donde las justificaciones previas a la infracción pueden ser prevenidas tempranamente, las justificaciones posteriores a la infracción pueden ser dominadas para guiar el futuro comportamiento ético. De esta manera, la investigación podría examinar la efectividad de intervenciones que sustituyan las justificaciones posteriores a la infracción con un arrepentimiento cándido y duradero.

 

Conclusión

El comportamiento inmoral está ampliamente difundido. Aquí, hemos desarrollado un marco en las justificaciones autoadministradas que emergen antes y después de las infracciones morales permitiendo a las personas hacer algo malo sintiéndose bien. Al distinguir entre las justificaciones previas y posteriores a la infracción, nuestro marco contribuye a la literatura del comportamiento ético y podría adicionalmente informar intervenciones que apunten a incrementar la conducta ética. Para cualquiera que busque comportarse más éticamente o estimular a otros para que lo hagan, reconocer el poder de las justificaciones para moldear las percepciones autoadministradas, es una clave. Dominar nuestra propensión a justificar nuestro comportamiento podría ser el camino hacia el comportamiento ético.

 

Lecturas Recomendadas

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Shalvi, S., Dana, J., Handgraaf, M. J. J., & De Dreu, C. K. W. (2011). (See References). An article that discusses how previolation justifications shape dishonesty in more detail than the current article.

 
Declaración de conflicto de intereses

Los autores declaran que no tienen conflicto de intereses con relación a su autoría o a la publicación de este artículo.

 

Patrocinio

Esta investigación fue patrocinada por el programa de Acciones Marie Curie del séptimo programa marco de la Unión Europea (FP7/2007-2013), Subvención de la Agencia Ejecutiva de Investigación 333745, asignado a S. Shalvi.

 

Nota

  1. Utilizamos los términos “ético” y “moral” como sinónimos.

 

Referencias

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